domingo, 7 de marzo de 2010

EL MUERTO QUE ESTABA VIVO

El teléfono no dejaba de sonar una y otra vez hasta que consiguió romper el silencio y el tranquilo sueño del matrimonio. Luis se levantó de la cama somnoliento y maldiciendo a la persona que se le ocurría llamar a las 4,45 horas de la madrugada. Mientras, Rosa, su mujer le apremiaba a que cogiera presuroso el aparato y se dejara de decir tonterías.
-Luis que puede ser algo grave. Algún accidente o algo referente a alguien de nuestra familia. Luis date prisa.
El marido cogió el teléfono y de muy malas pulgas demandó:
- ¿ ¡Quién es y qué coño quiere a estas horas! ?
Al otro lado del teléfono la voz aterciopelada de una señorita preguntaba si era la casa de la familia de don Luis Galera Carmona.
A Luis se lo comían todos los demonios.
-¡Síii!...esta es la casa de la familia de Luis Galera! ¿Qué quiere coño…?, que son las cinco de la madrugada.
- ¿Es usted un familiar de don Luis Galera Carmona?
- No señorita yo soy Luis Galera Carmona y haga el favor de dejarse de bromas a estas horas.
- Perdone señor que les moleste a estas horas, pero yo sí que no estoy para bromas. Le llamo del Hospital Reina Sofía de Córdoba. Ha habido un terrible accidente y necesitamos que algún familiar de don Luis Galera Carmona venga al Hospital a reconocer su cadáver.
- Pero señorita… ¿de qué cadáver me está hablando?, si Luis Galera soy yo, oiga, y estoy vivito y coleando. Qué es esto una broma?....
Al otro lado del teléfono la señorita quedó callada unos segundos, presa del desconcierto y sin saber qué responder. Finalmente dijo:
- Miré yo no le puedo decir mas. Haga el favor de venir al Hospital Reina Sofía, que la Policía y los médicos de guardia le informarán de todo.
Y colgó el teléfono de forma brusca. Luis se quedó perplejo pues no entendía nada. Rosa no dejaba de preguntarle ¿qué pasa? ¿qué pasa?...
- No pasa nada. Que han llamado del Hospital diciendo que tengo que ir allí a reconocer mi cadáver. Dice que está allí y que he muerto en un terrible accidente o así… Eso es lo que yo he entendido.
- Pareces tonto, Luis. Nunca te enteras de nada. Anda vístete y vamos al Hospital a ver qué es lo que está pasando.
Habían pasado escasamente treinta minutos cuando Luis y Rosa entraban por la puerta de Urgencias del Hospital y se dirigían al mostrador de la enfermera que estaba de guardia a aquellas horas.
- Buenas noches. Que nos han llamado para que vengamos a reconocer un cadáver... al parecer ha habido un accidente. Me llamo Luis Galera Carmona.
La chica puso cara de espanto, se levantó con gran estrépito tirando la silla por los suelos y se perdió por la puerta de atrás. Luis miró a su mujer, que no acertaba a saber lo que estaba ocurriendo, y con cierta sorna le espetó:
- Así que nunca me entero de nada ¿verdad…?. Mira la tía esa…que parece que ha visto a un muerto, ¡coño!.
En pleno desconcierto de la pareja y después de unos minutos de espera, aparecieron por una de las puertas laterales dos hombres, uno de ellos con la bata verde del Hospital y otro de traje gris un poco raído y desaliñado, con aspecto de comisario de policía.
-Son ustedes familiares de don Luis Galera Carmona?.
- No es que seamos familiares, es que yo mismo soy Luis Galera Carmona. Soy Inspector de Hacienda y vivimos aquí en Córdoba..,
Rosa, no salía de su espanto. Miraba a unos y a otros y no lograba articular palabra ni entender nada.
- No puede ser, oiga, --- le dijo el del traje gris-- ese señor, que se llama como usted y que también es inspector de Hacienda, está en la morgue y está muerto. Se lo puedo asegurar porque yo me he ocupado de hacer el informe de este siniestro con el juez de guardia que ha levantado su cadáver hace un par de horas. Me puede mostrar su carné de identidad, soy el comisario Acisclo Gutiérrez.
Luis se echó mano a su cartera y nervioso buscaba y buscaba el carné hasta que dio con él y se lo entregó al comisario, además de entregarle sus credenciales de Hacienda. Acisclo Gutiérrez, comenzaba a sudar mientras miraba la foto del documento y miraba al médico que estaba a su lado. Después de unos segundos de dudas, dijo lleno de desconcierto:
- Mire usted, tal vez sea un error o una macabra coincidencia…. eso sólo Dios lo sabe. ¿Ustedes serían tan amables de bajar conmigo a la morgue para identificar el cadáver de otro Luis Galera Carmona…? Es la única manera de aclarar todo esto.
Luis y Rosa se mostraron conformes después de mirarse a los ojos llenos de pánico y congoja. Entraron en un amplio ascensor muy iluminado. Desde que entraron percibieron al olor especial que tienen todos los hospitales. Un silencio estremecedor se hizo en el ascensor, mientras que médico y comisario no dejaban de mirar la cara de Luis. Por fin llegaron a la planta baja. Cruzaron un amplio pasillo hasta que los cuatro entraron a una gran sala refrigerada donde estaban en bolsas de plástico y en sus respectivas camillas cinco cadáveres que habían llegado al Hospital en las últimas cuarenta y ocho horas. El de Luis Galera Carmona era el tercero, según rezaba en el cartelito que alguien había pegado a los pies de la camilla.
El medico se dirigió al cadáver. Abrió una amplia cremallera y apareció el rostro sanguinolento y maltrecho de un hombre de unos cuarenta años de edad con un poco de barba recortada, que aun mantenía el ojo derecho entreabierto, como el de un pez, mirando a ningún sitio. Debió de aplastarse el cráneo. El tórax estaba de color violáceo. Luis miró una de sus piernas, cuyo pie estaba en sentido inverso a como debiera estar de tal manera que no se podía saber si era su pie derecho o izquierdo. Rosa se agarró en ese momento a su marido y perdió el conocimiento. Luis la cogió como pudo antes de que cayera de bruces al suelo y la sacaron enseguida entre todos de aquel macabro escenario. En el pasillo la tendieron en una camilla y le aplicaron a la carrera oxígeno. Luis perdió los nervios y con bastante mal humor y gritando lleno de indignación dijo:
- Me quiere alguien explicar qué es lo que está pasando aquí?... Porque yo no conozco de nada a ese señor que esta ahí muerto. Es la primera vez que lo veo en mi vida y no entiendo qué hacemos mi mujer y yo aquí a estas horas y soportando esta broma tan de mal gusto.
El comisario, comenzó a balbucear, le pidió disculpas de antemano, porque al parecer todo esto parecía el fruto de un malentendido. Un macabro y casual malentendido. Le explicó por encima que la persona que habían conocido en la morgue se había suicidado cuatro horas antes tirándose desde el puente de San Rafael y que la única documentación que llevaba encima era una factura de un teléfono móvil, en la que además del número del teléfono venía su dirección.
- Creímos que lo mejor y mas rápido para contactar con la familia del fallecido era llamar a ese teléfono.
- ¿Qué dirección venía en la factura? ---preguntó Luis muy enojado--.
- Avenida de Manolete numero 7, 1º A… ¿Les suena?
- Pues claro que nos suena, --contestó indignada Rosa-- ahí vivíamos del alquiler mi marido y yo con nuestros hijos hasta hace mes y medio que nos mudamos a la Urbanización El Patriarca, donde nos hemos comprado una casa. Se conoce que aún no han domiciliado los recibos en la nueva dirección y siguen llegando allí algunas cartas. Ya podían haber mandado un coche a la Avenida Manolete donde hubieran descubierto la identidad de ese pobre diablo y no nos hubieran dado este susto de muerte. Vámonos de aquí Luis, que este país sigue como siempre, lleno de ineptos.
El comisario tragaba saliva y no supo ni siquiera disculparse ante un mal entendido tan macabro.
Ya en el coche, el matrimonio se dirigió a su casa cuando las primeras luces del día asomaban por los perfiles de la Avenida del Brillante. No cruzaron palabra. Llegaron a casa y volvieron a acostarse.
- ¿Sabes que te digo Luis?
- Qué me dices….
- Que me alegro mucho que el muerto no fueras tú, porque aun te quiero como el primer día que te conocí.
--…Y yo también Rosa. Anda, duérmete que aun podemos descansar unas horas.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, he tratado de correo electrónico usted en relación con este post, pero aren? T capaz de llegar. Por favor, un e-mail cuando recibe un momento. Gracias.

EL ZUBI dijo...

Bueno mi correo viene en mi perfil pero se lo dejo aquí por si quiere ponerse en contacto conmigo:

rafazubi52@gmail.com